V
Iba Antonio por una calle del pueblo, después de haber
conseguido un cuarto en un hotelito de la calle de “Los caballos”, por una
calle que daba al parque principal, cuando de improviso se encontró con una
marcha popular que iba hacia la calle por la que circulaba, le pareció que
estaba ante un hecho trascendente por las consignas que repetían los manifestantes,
las pancartas y los grupos que participaban: desde usuarios de servicios
públicos, hasta representantes campesinos de todas las veredas del pueblo,
además de sindicatos de artesanos, asociaciones de comerciantes, estudiantes y
agrupaciones políticas de diversas tendencias, todos aunados en la denuncia y
protesta de diversos hechos. Resulta que habían destinado una partida presupuestal
para la construcción de una carretera, un puesto de salud y un puente, además
de ampliación y mejoras de una escuela veredal, con dotación completa, a los
campesinos les parecía poco pero estaba decidido así por las diversas entidades
del gobierno, debido a la presión popular que no había llegado sino a eso; y se
estaban haciendo los locos, dizque por los diseños, o las diversas licitaciones
necesarias y que tenían que esperar, cuanta disculpa se les ocurría pero nada
de mover el proyecto que, lo repito, estaba estudiado en todos sus detalles,
decidido y aprobado. ¿Qué está pasando, dónde está el dinero?, se preguntaban
todos, exigiendo explicaciones y llamando a rechazar la autoridad local, así
demostrara que el dinero no se lo habían robado, que estaba completo.
Había alboroto, la gente se acercaba a la manifestación,
comentarios como decir que era raro lo del alcalde, decían si era suficiente
que hablara claro o no y por qué, decían que había costado mucho lo del
proyecto y que había que resistir para que lo realizaran, además de que todos
habían intervenido, era cosa de todos y no podían perder después de tanto
esfuerzo; mucha gente se arremolinó en la esquina, recibían volantes con
comunicados, algunos volantes con consignas y se veía que la gente no iba a
dejar las cosas así, estaban decididos a resistir hasta que fueran escuchados y
se daba un plazo de una semana para que se arreglara el asunto o entrarían en
paro cívico, ninguna de las organizaciones populares se quedaba por fuera.
- Así todos juntos y organizados lograrán hacerse oír, que
se aclare qué fue lo que pasó y terminen el programa- comentó Antonio, al señor
y la muchacha que estaban a su lado en la esquina, la muchacha haciéndole
ojitos y sonriendo.
- La prueba de que el poder está en el pueblo es que este
se organice y materialice sus sueños; sin el pueblo no hay fuerza ni poder-
supone Judit que está hablando con alguien que entiende estas cosas y le sigue
haciendo ojitos.
- La mafia, el crimen organizado, tiene fuerza pero no
puede dar la cara, se esconde en una cueva muy profunda y cuando llega alguien
con una linterna, se le ve como es y pierde apoyo, aceptación y tranquilidad,
además de que la autoridad legítima podría lograr que se aplique la ley, y si
esto no es con la mafia, al menos podemos estar seguros que están fallando y
que se necesitan otros líderes- decía Antonio, pensando que era una jovencita
inteligente, el señor tal vez sería el papá.
- Pero el pueblo tiene que ejercer sus derechos, no se
trata de que lo escuchen y den gusto o resuelvan sus problemas, el pueblo es el
que decide y si no hay manera de hacerse oír, institucionalmente, es el pueblo
el que construye los mecanismos para actuar por sí mismo, comunicando
situaciones, inquietudes y opciones- dijo Efraín, como lo único cierto, como si
no fuera necesario discutir mafias, picardías ni opciones de clases sociales.
- ¿Quién manda a quién?, supongo que es lo que quiere decir;
y que es cosa de nosotros cómo nos organizamos, ¿cierto que pensó en procesos
populares, no en problemas del pueblo que tienen que resolver otros?- a Antonio
se le olvidó a qué había llegado a ese pueblo, y ya estaba metido en
discusiones sobre movimientos populares y su organización.
- Sí, se trata es de construir organismos, estructuras y
movimientos nuestros, no solo en la circunstancia pero sí aprovechándola- ya
Efraín se había fijado en Antonio y cómo lo miraba Judit, ¿qué estaría pensando
este joven?, no parecía mala gente y además se veía que era inteligente.
Esta conversación, casi académica, era común en la casa
de Judit, no era cosa de un evento o que un desconocido se pusiera a opinar en
una esquina y ellos le siguieran la corriente, estaban simplemente respirando, viviendo
de acuerdo a una circunstancia que era como se definía el abuelo Guillermo:
alguien que vive su vida de la mejor manera posible, aprovechado las
condiciones de cada momento para aprender, madurar y progresar; ¿qué hacer si
un aguacero nos tumba la casa?, decía él, ¿qué hacer si necesitamos un camino o
una escuela?, ¿cómo organizar la actividad de la familia y la comunidad si formamos
parte de alguna y no nos aislamos?, con responsabilidad, solidaridad y respeto,
y esto es la vida, un esfuerzo que va más allá de cualquier realización
personal, que nos conecta con todo lo que hace la especie humana y su historia.
Hablando de estas cosas se fueron los 2 jóvenes hacia el
parque, detrás de la manifestación, don Efraín iba con algunos compañeros
comentando el problema en que se había metido el alcalde, no parecía mal tipo
cuando fue elegido y tenía que tener unos fuertes motivos y razones para haber
demorado tanto el inicio de los trabajos, llevaban más de un año desde que se
aprobó el proyecto, tenían planes, programas y diseños completos y se paró todo,
cuando no era una cosa era la otra, siempre una demora más y nada claro.
Antonio y Judit le parecieron a Efraín amigos de toda la
vida, mientras iban conversando, le llamó la atención y le preguntó a uno de
sus compadres, Héctor, el de la palabra fácil y el sentido humor más destacado
del pueblo, que iba con él, le habló con disimulo para que no lo fueran a oír:
- ¿Qué me dice de ese par, qué le parecen?, ¿había visto
alguna vez así de animada a Judit?, si hasta parece otra mujer, alguien
desconocida para mí- pensativo y mirando fijamente a la pareja de jóvenes, pero
con cuidado para que no lo fueran a notar.
- Parecen 2 hermanos que se acaban de encontrar después de
mucho tiempo, mejor es que vaya preparando fiesta que ya me olió a suegro; si
quiere les hablo de lo parecidos que son- dijo Jorge García, el compadre, en
tono travieso-, mejor será que se los diga yo, antes que se den cuenta y
nosotros no lo sepamos.
- ¡Cómo se le ocurre, hermano!, ¿qué van a decir de mí?,
que no sea entrometido y me preocupe por lo mío- respondió de inmediato Efraín,
jalándolo un poco del brazo para que no se pusiera a decir cosas-, déjelos en
paz, que Judit, al menos , sabe lo que tiene qué hacer y cómo comportarse con
un desconocido, porque es un desconocido por más buena persona que parezca,
¿cómo fue que dijo que se llama?.
- Antonio, hijo de un empleado importante del gobierno,
allá en la gran ciudad, y de una enfermera del hospital municipal, supongo que
no estarán de acuerdo en que se haya ido de la casa que porque quiere acercarse
y conocer el alma del pueblo, sus costumbres e historia, ¿por qué no los
invitamos a tomar gaseosa en la fuente de la esquina?, tal vez charlando le
saquemos algo y veamos cómo es en verdad.
- Eso mejor lo dejamos para después, fíjese no más cómo le
muestra los papeles de don Guillermo, parece que se está interesando por él;
comprémosles helado no más y dejamos que se exprese, lo que no quiero de Judit
es que se ponga a perder el tiempo con desconocidos, que no sabe uno dónde irán
a parar, si valdrá la pena tratarlos o qué intenciones tengan.
Antonio y Judit andaban muy animados, pero no salían de
los asuntos que tenían que ver con la manifestación, aunque se trataban de una
manera muy personal; hablaban de la historia de luchas del pueblo, Judit sin
decir nada de su abuelo Guillermo, pero con aire de entender muy bien y de
estar muy enterada, tal vez él, Antonio, debería acompañarla, después de la
manifestación, hasta su casa y así lo pondría al tanto de cómo son las cosas en
Gólgota, para que se ubique mejor, le había caído muy bien y quería hacerle el
favor, se ahorraría años de investigación y estudio, para ponerse en punta del
conocimiento, no solo histórico sino político y social del pueblo. Antonio,
ante esto, reaccionó con sorpresa, la veía tan joven, tal vez sin mucha
experiencia, aunque el aire que le notaba era de familiaridad y conciencia
sobre los asuntos de que hablaban, supuso que la cercanía con los hechos del
día la entusiasmaba y la ponía locuaz, tal vez así fuera en todo, ¿exagerada?,
quién sabe, era mejor esperar.
- Usted habla como si supiera mucho y muy bien de qué se
trata, y me parece muy joven para tener ese conocimiento, no me imagino cómo
pueda ser esto- trató Antonio de hablar con tacto, que no fuera a pensar que
dudaba de su juicio-, tal vez tenga usted una fuente muy buena, algo que la
hace hablar casi como si dijera la última palabra, ¿es eso inteligente?, porque
uno no puede hablar con tanta sobradez sin un motivo muy poderoso.
Judit solo sonrió, mientras Antonio hablaba, le gustaron
su franqueza y respeto, que no se quedara con la duda ni se pusiera a burlarse
u ofender, con algún comentario.
- Si supiera lo que llevo en este morral y en esta caja
sabría de lo que estoy hablando y confiaría en lo que le digo, esta gente aún
no se ha robado nada, está esperando que las cosas se olviden para echarse la
plata al bolsillo por poquitos, vea le muestro algo- y sacó de la caja una de
las libretas del abuelo, decía en la tapa así: “Notas personales de Guillermo
Giraldo, director del Centro Golgotense de Monitoreo Ciudadano”-, vea lo que
dice acá: “…el señor secretario municipal de gobierno pide disculpas por la
tardanza, pero dizque le faltaba un papel etc., etc., etc…”, aquí dice algo
parecido: “…el secretario de gobierno exige respeto, él nunca se ha robado
nada, o si no que le pregunten a don Guillermo Giraldo, que revise sus apuntes
y que lo dejen en paz etc., etc., etc…”, aquí hay otra nota de las mismas, esta
vez menciona al alcalde: “…dice don Arcadio Zapata, alcalde municipal, que él
lo único que ha hecho es esperar que las cosas salgan bien, pero que el dinero
está completo, y citó al tesorero, don Gildardo Gutiérrez, a que responda por
todo etc., etc., etc…”, ¿si ve lo que le digo?, esta gente aún no se ha robado
nada, lo está intentando pero no se ha robado nada, por eso, como decía mi
abuelito, hay que tener cuidado, no quitarles los ojos de encima y manejarse
muy bien, en cualquier momento le pueden cobrar a uno lo que no se ha comido,
en esto son las palabras literales de él, pero esos apuntes los tengo en otra
parte- y, con un movimiento de hombro, ladeándolo un poco, señaló el morral y
le sonrió como ofreciéndole un tesoro.
Antonio estaba admirado, la oía hablar así y la miraba
como si hubiera estado viendo a otra, tal vez en sueños y ahora viera la
verdadera, ¿será que era su destino, será que fuerzas desconocidas lo habían
guiado expresamente hacia Judit, con fines misteriosos?, tal vez el mismo Dios
había decidido que se encontrarían y le aguardaba una gran misión, ¿será mucha
fantasía solo porque una joven tan bella y especial le mostraba los apuntes del
abuelo?; pensando así, y sin salir del asombro de estar ante una nieta del famoso Guillermo Giraldo, hasta su
lejana ciudad había llegado la fama de este luchador y había aprendido a
admirarlo, además de tener una sus libretas de apuntes personales en sus manos,
le dijo así:
- ¿Por qué no me deja leer estos apuntes?, quisiera estudiarlos,
tal vez podamos hacer algo, si me permite la acompaño, ahora que termine todo,
hasta su casa, yo creo que le caí bien a su papá y no le va a importar; déjeme
yo le llevo el morral, debe estar más pesado y usted lleva la caja- era la cosa
más importante que había pedido en su vida, nunca había anhelado tanto algo.
Y Judit aceptó el ofrecimiento, se le vió muy contenta,
más que eso estaba entusiasmada, y en ese momento recordó lo que le había dicho
su papá, cuando iban para donde la abuela por la sorpresa (“…usted juega
todavía con muñecas y no está para esas cosas”); daba pena recordarlo, se
sentía confundida pero sabía que algo de cierto había en eso, si apenas al
comienzo de año había guardado casi todas las muñecas, y había dejado solo la
favorita, en una repisa, con todas las cositas que le tenía para uso personal
(espejo, peinilla, cepillo, cámara, celular, ropa, etc.), y se dio cuenta que
las cosas estaban cambiando mucho, su cuerpo era ya el de una mujer mayor
aunque le faltaba madurar, ella y sus amigas ya se habían dedicado a otras
cosas, no solo frivolidades como preocuparse por su apariencia e ir a fiestas
cuando la dejaban ir, sino a pensar que los muchachos son muy interesantes, que
la charla con ellos es turbadora, que sus palabras y gestos cuando se acercan
son motivos de desvelo y que pueden pasar los juegos infantiles, ser un recuerdo
borroso, ellos siempre estarán en su recuerdo como algo muy dulce, una época de
su vida en que todo era feliz y bello, según su fantasía y sueños, pero ahora
quería ver las cosas en su sentido y valor práctico, verlas sin su carácter de
ensueño, imitación y juego.
Ahora estaban en una de las esquinas del parque, sentados
en el andén y oyendo los discursos, las arengas y los gritos acompasados de los
manifestantes y los curiosos, Antonio con el morral y Judit con la caja;
hojeaban y leían una libreta de frases del abuelo, inspiración personal a
través de su experiencia y sus distintas vivencias como luchador, esposo,
padre, hermano, amigo, etc. He aquí algunas de esas frases:
·
Una batalla nos
permite tomar las posiciones enemigas, no solo matarlo para que no estorbe
nuestro accionar.
·
Los guerreros
populares que caen son como un peldaño necesario para escalar las cumbres del
progreso humano; los enemigos del pueblo cuando mueren son un obstáculo menos.
Se parecen en que son mortales físicamente, pero a los luchadores del pueblo se
les recuerda como el espíritu de la lucha y a los enemigos como acicate y voz
para estar atentos, mejorando pensamiento, palabra, obra y omisión.
·
Los obstáculos se
pueden vencer de 2 maneras: destruyéndolos y esquivándolos.
·
La familia tiene la
fuerza necesaria para nutrir a los luchadores y llevarlos a la conquista de sus
derechos.
·
Hermanos son los que
luchan con uno, lo protegen si cae y siguen el camino que se habían trazado sin
perder el tiempo con palabras; al calor de la lucha se evocan sus actos, se repiten
sus palabras y se les lamenta.
VI
Llevaban media hora en el parque, oyendo a los oradores y conversando
del tesoro que estaban cuidando, cuando se hizo el silencio, alguien había
subido a la tarima que habían hecho a un costado del parque y parecía discutir
con los oradores, les hacia el gesto de que se fueran y acabaran con el acto;
era uno de los funcionarios de confianza del alcalde, haciendo las veces de
emisario personal de este.
- ¡Tienen que marcharse ya mismo o les echo la policía!, ¡no
nos busquemos un problema!, ¡vea que se los digo por las buenas!, ¡esas cosas
que dicen son inventos de la oposición!, ¡el problema que tenemos se lo inventaron otros!- siempre a los gritos,
pateando el suelo y señalándoles con la mano el camino para que se retiraran.
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