jueves, 6 de marzo de 2014

Dios los hace para que se junten (Parte 1)



 I

Cerrar la puerta era suficiente para que no pasara nadie por ella y las cosas se quedaran así, ni sus abuelos ni primos intentarían siquiera saludar estando encerrado en su cuarto, si no querían problema tendrían que conformarse, nunca podrían entrar a su mundo; pero tal vez sí un profesor o alguna sicóloga, curioseando en sus ideas y propósitos por encargo de sus padres; con los que tenía por  amigos era distinto, en su decisión no se iban a meter porque estaban de acuerdo, por lo que no cuentan si llegaran a franquear la puerta, eran aliados. Para Antonio Rodríguez, recién terminado su bachillerato, ya el estudio es una convicción no imposición y es necesario marcarse metas y pautas propias, ¿por qué tienen que criticar y oponerse a que aprenda historias de los pueblos del país, que se vaya siguiendo su rumbo y registrarlas, conocer su alma y sentimiento más profundo?; tendría experiencias directas en cada caso, haría lo que haya que hacer sin más interés que sobrevivir y comería lo que pudiera sin pedirle nada a nadie, se financiaría con su trabajo haciendo las tareas que pudiera, ¿por qué no podían ayudarlo siquiera un poco, con una idea tan buena por lo útil y práctica?.
Si los viejos supieran cuánto detestaba la idea de dedicarse a ser empleado oficial, un lagarto, un oficinista más, que porque así tendría segura la comida y la vivienda, algún ahorrito y seguridad social, como si fuera lo único que importaba sin consideración alguna de conciencia; tal vez no lo creyeran posible, aunque nunca había manifestado aversión o pereza a esa vida y actividades, se mostraba más bien apático, cosas de muchachos decían y no se preocupaban para nada, ya le llegaría la hora de asumir responsabilidades y haría lo que tenía que hacer. Claro que , pensaba Antonio, podía tener sus ventajas desde el punto de vista del vegetal o del animal, pero renunciaría a pensar por sí mismo, a discutir, analizar y decidir sobre muchos asuntos del destino nacional, como la vida e intereses del pueblo; según sabía, su papá incluso había manifestado preocupaciones por cualquier opinión, comentario o actividad que divergiera de lo oficial, a uno le dejan que haga lo que le dé la gana, pero si le ven que piensa distinto, tal vez se olviden de uno y lo dejen o hagan a un lado, cuando no es que lo ven como un adversario y le corren la silla, alguna zancadilla tal vez o ese tipo de afirmaciones dudosas que no dizque hacen nada pero ponen a pensar maluco, dizque ni lo uno ni lo otro, dizque ¿qué estará haciendo, qué ocultará, será de fiar?.     
Así que estaba decidido, se iría a recorrer el país por partes, región a región demorándose lo suficiente para entender lo característico y específico de cada caso, esos gestos, esas palabras, las acciones comunes que a veces parecían incomprensibles a sociólogos, sicólogos, filósofos y artistas, si no las han vivido se puede caer en la mera abstracción desconectada de la vida real; sería todo muy claro sin necesidad de estudios especializados, como si fuera su vida, y lo sería aunque fuera solo de paso, podría ser de todos los pueblos y de ninguno, hablaría su misma lengua y tendría la propia, se parecería a cualquiera de ellos, siendo solo un ser humano, con sueños, ilusiones, ideales e intereses. Por ello no quería discutirlo, si les parecía suficiente con lo que uno lee o ve con los medios audiovisuales, si no aceptaban que ese era su interés, legítimo y válido además de útil y necesario, pues que se enojaran, que dijeran lo que sea y conspiraran contra él; que se olvidara de cualquier forma de apoyo o financiamiento, en su cara le habían dicho que eso no sería posible, allá él con lo que hace, al fin y al cabo era su vida, pero no se quedarían quietos y no lo habían mencionado más, algo estarían tramando sin dar señal de lo que hacían y cómo estaban las cosas.
      
       -       ¿Por qué no se va unos días donde el abuelo y descansa, está con los primos, la pasa bien con ellos y lo piensa mejor?, le conviene comparar impresiones con gente que lo quiera y sepa lo que es la vida, con más experiencia que la suya- otra vez su papá con ese cuento del gran burócrata, el rey de todas las oficinas del gobierno, porvenir al que lo habían condenado.

      -       Pues si se ponen de acuerdo con ustedes, como siempre, no tengo necesidad de ir y decirles lo que pienso, ustedes ya lo decidieron así no esté conforme; yo lo único en que insisto es que me digan, de una manera concreta, ¿qué saben los burócratas de lo que es el pueblo, qué conoce de su alma?, me parecen que lo manejan muy bien cuando la gente hace algún trámite: “¡hagan la colita por favor, esperen su turno! que todos serán atendidos”, pero saber su naturaleza, conocer su espíritu, entender sus sueños e ilusiones no les es posible, incluso lo tienen prohibido, o ¿me equivoco?, no interesa investigar la verdad, ya algunos la descubrieron, ustedes saben quiénes y no hay que pensar en nada- eso como si dijera que no quería cuentos y que no importaba lo que le dijeran.

       -       Usted verá, eso es cosa suya y no lo podemos obligar pero está muy equivocado, en una oficina de esas, como usted dice, se trata a mucha gente, además que hay muchos doctores y ellos lo pueden guiar, con su enseñanza y consejo, con su experiencia; no pierda el tiempo con eso de conocer a la gente que eso no da platica- y dele a la cantaleta pero no le decían lo que estaban tramando.

       -       (“¿Para dónde va mi mamá, por qué sale tan temprano?, ¿qué quiso decir mi papá con eso de invitar un amigo suyo a comer, que le charle y le cuente mis planes e ideas?, ¿será que me quieren corregir encerrándome en un manicomio, será que me tocó volar?”)- con estas y otra ideas por el estilo se desvelaba, se pasaba pensado en eso y ya se le notaba preocupado, él, que había sido siempre tan extrovertido, llevaba un poco más de 2 semanas en que casi ni hablaba, dándole vueltas en la cabeza al asunto- (“pues no me voy a dejar coger, me les vuelo un día de estos y se acabó el problema”)- terminando por dormirse cuando ya se estaban levantando todos en la casa.

No tenía más que hacer, no tenía que pensarlo más, a empacar rápido unas cuantas cosas y a irse por el mundo en su aventura, no dejaría de aprender mucho y transformarse, ¿cuándo?, pronto, muy pronto; pero no podía volver a decir nada ni discutir, aunque ya era muy tarde para que se olviden del asunto y que no se preocupen, que lo dejen en paz.

  II

Los muchachos que mantienen en la calle todas las tardes, frente a su casa que porque ya hicieron las tareas escolares y estudiaron sus lecciones, que porque tienen ese tiempo libre, saben que no se mete con nadie, siempre ha sido una mujer muy seria, me refiero a una joven de 14 y ½ años, Judit Martínez, que no los mira pero se sonríe cada que pasa por su lado y empiezan a decirle cosas bonitas; hasta su papá los oyó una vez y no dijo nada, solo miró para otro lado y siguió tranquilo caminando a su lado, como si no le importara porque lo cierto es que oyó muy claro, dijeron abriéndoles paso:

      -       Buena esa suegro, cuídenos la muchacha, haga que se tome toda la sopa para que siga así de alentada como está- y se reían del atrevimiento.

      -       (“¿Será que están pensando en algo?, si no quiero no les hago caso, mejor que me dejen tranquila”)- la pobre Judit nunca había tenido novio y se emocionaba por dentro, ganas de salir corriendo, que no le dijeran nada y seguir escuchando.

      -       Su abuelita Enriqueta le tiene una sorpresa- como cambiando el tema que pensaban- mejor nos apuramos, antes que el lobo feroz aúlle- le dijo Efraín Martínez, su papá, recordando sus épocas de muchacho y cómo había empezado a tratar a Eloísa Giraldo, la mamá de Judit.

      -       ¿Y por qué dice eso?, no le entiendo qué quiere decir, si no están haciendo nada malo, ¿acaso es que usted no hizo lo mismo cuando muchacho?- con cara de mucha seriedad respondió Judit, como si no le gustara.

       -       ¿Quién le ha dicho que estoy pensando en eso?, no se ponga a pensar cosas sin saber, primero pregunte; y apúrese que su abuelita nos está esperando- insistió don Efraín, y añadió-, además usted juega todavía con muñecas y no está para esas cosas.

      -       ¡Oiga!, ¿cómo se le ocurre insinuar eso?, ¿de cuáles cosas está hablando?, porque eso que dice se le ocurrió a usted no más- sorprendida de lo claro que habló su papá y fingiendo no entender, casi como pidiendo que se callara, que la dejara sola con sus pensamientos.

      -       Usted entendió y se queda callada, seguro que está pensando en seguirse tomando la sopa para seguirse poniendo muy linda; pero apure, no se distraiga y ponga cuidado, los andenes están llenos de huecos y si se cae no la voy a ayudar, para que aprenda a ser fuerte y defenderse sola- Efraín la miraba, se daba cuenta que su niña ya no era una niña, pensaba lo bonita que había sido siempre y se preocupaba, como siempre, aunque la dejara donde la abuela, viendo televisión, jugando con la tía Sonia y los primos o ayudándoles en cualquier cosa.

Allí se encontraban reunidos los tíos, tías y primos todos, se trataba de algo importante, un auténtico evento en la familia, más, incluso, que el traslado de los restos del abuelo Guillermo, de la bóveda en que estaban a un osario en la iglesia del pueblo: no era solo un poco de carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, etc., materia a la que le tenían un nombre, sino su mismo espíritu, su pensamiento, voluntad y palabra, el espíritu que tan bien parecía conocer Judit y que asimilaba de una manera tan extraordinaria, incluso hablaba de cosas del abuelo que no le habían contado nunca, como si las hubiera vivido. Y los saludaron como si se tratara de una heroína o algo más importante, aplausos, felicitaciones, besos y abrazos santos, la ilusión y sueños familiares confiados a una muchacha que lo recordaba, más que con admiración y respeto, con mucho amor.
                 
 III   

La abuela de Judit, doña Enriqueta Calderón, había enviudado hace muchos años, en la época de la Violencia fuerte contra los campesinos, Guillermo Giraldo, su finado esposo y abuelo de Judit, había sido un importante líder agrario de la región, no era mera solidaridad con la causa campesina, sino convicción, participación y sacrificio, decía él; y todas las cosas que habían quedado de él, guardaba una serie de comunicados que él mismo había redactado casi todos, en nombre de los campesinos despojados y perseguidos. Doña Enriqueta había organizado los diversos apuntes personales, elaborados a través de años de lucha, y había completado 2 tomos, todo se lo iba a dejar a Judit, que siempre había manifestado gran interés en las cosas e ideas del abuelo, incluso prometía que algún día publicaría todo como contribución a la causa popular.
Y esa era la sorpresa que tenía para su nieta, le dejaba el pensamiento y palabra del abuelo, su espíritu, vida y obra, le entregaba lo que lo había hecho digno del cielo, según decía cada que lo mencionaba, en conversaciones sobre los campesinos y desposeídos, y repetía siempre algunos versículos bíblicos de los que, según el caso, acostumbraba repetir el abuelo, los tenía aparte, en otro paquete de escritos religiosos, comentados extensamente, pero estos se los entregaría después.
       
    -       “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra; bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia; bienaventurados cuando los persigan en nombre de la justicia porque vuestro es el Reino de los Cielos; bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados; bienaventurados cuando los injurien y persiguiendo digan toda clase de mentira contra vosotros, alégrense en ese momento, porque vuestra recompensa es grande en el Reino de los cielos; bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”- y esta era la esencia de su pensamiento, por eso doña Enriqueta no podía pensar sino que Guillermo su único amor y hombre, su amado de toda la vida, estaba en el cielo, esperándola, y que pronto se reuniría con él, en la Gloria Eterna.
                                                     
 IV

El pueblo se hallaba construido al borde norte de un vallecito y en parte se montaba en las faldas de una pequeña sierra, más que todo llena de bosques naturales; en gran parte de los terrenos del vallecito que le correspondían al pueblo, la gente estaba dedicada a la agricultura y la ganadería, un poco de esto en las faldas de la montaña, pero sobre todo cultivaban legumbres, hortalizas y se tenían algunos ganados menores. Había sido fundado hace muchos años pero no tantos como para que se murieran los primeros niños que habían nacido en él, a estos se les tenía registrados, se les celebraban sus cumpleaños y se les trataba de una manera especial; su nombre era de lo más interesante, lo habían escogido sus fundadores para que se recordara, pensara y estudiara siempre lo que es la persona humana, sus ideales, sueños y organización, le habían puesto un nombre que no necesita explicación, pues automáticamente sugiere el sacrificio y la expiación, se llamaba “Gólgota”.
Una de sus calle encerraba en su actividad la esencia de lo que era el pueblo, gente de campo con sus trabajos y forma de vida, campesinos que resuelven sus diversos asuntos relacionándose, informando y discutiendo opciones, me refiero a la calle de “Los caballos”; en esta calle, nombre viejo de una de las más importantes vías del pueblo, se reunían los campesinos que llegaban a hacer sus compras, vender algunos productos y encontrarse con amigos y parientes, charlar con ellos, tal vez hacer fiesta; el origen de este nombre, se remontaba casi hasta la fundación, cuando los viajeros que llegaban en caballo, tenían siempre el servicio completo necesario para ellos y sus monturas, en varios negocios ubicados allí, incluyendo hospedajes y restaurantes.
Y era necesario pasar por esta calle, si se quería llegar al parque central llegando de las veredas del sur, por eso la gente que habitualmente se ubicaba en los lugares y negocios de la calle, necesariamente tenía tratos con los campesinos y se daba cuenta de su situación, comprendía sus asuntos y problemas a través del trato directo y continuado, muchas veces personal, y era más propensa a inclinarse a su favor, en cualquier decisión ciudadana que los afectara, un poco por simpatía, mucho por convicción y siempre por necesidad y conveniencia. Allí se ubican, en la actualidad, las estaciones de transporte, restaurantes populares, varios hotelitos y lugares de diversión de tipo familiar, además de algunas ventas ambulantes; así que a este lugar, tenía que llegar Antonio, con su morral, mucho qué ver y oír mientras se apuraba en conseguir trabajo, después del largo viaje, algo encontraría si no se mamaba para trabajar y lo hacía con gusto, iría sobreviviendo y relacionándose con la gente, lo demás, su decisión de llegar al alma del pueblo, lo haría por el camino sin siquiera fijarse, como creía él, solo viviendo.
La gente libre sabe cómo se comporta, cómo se relaciona y hace sus cosas, cómo va y viene en ese mundo atiborrado de todo tipo de gente, en medio del bullicio no se ve desorden; solo los del sector del pueblo de 1 persona por 60 mts.2, no 4 o 5 campesinos, que era lo común en días de mercado, manifestaban su desaprobación y sentirse ahogados en medio del desorden cuando se asomaban a ese sector, buscando más que todo jornaleros, y lo comentaban entre ellos como si estuvieran viendo la señal, el síntoma de todos los males sociales, pero sin darle importancia al hecho de que los escuchaban, más bien alzaban un poco la voz para tirarles toda la caspa posible.
        -   Si no fuera por este desorden tal vez saldrían de la situación económica en que mantienen, pero ¿quién les hace ver la necesidad de cambiar su manera de ser y forma de vida?, para esta gente no hay esperanza- dice uno de los más esnob y mequetrefes miembros de la clase alta del pueblo.

      -       Me parece, mi querido amigo, que en eso tiene toda la razón- responde el doctor de negro que siempre lo acompañaba, como lacayo, esbirro y sombra- deberíamos tener cuidado, aquí se pegan de una moneda para armar pelea.

     -       Por eso busquemos rápido al capataz y nos vamos para el club a charlar un rato- guiñando el ojo y, malicioso, apuró a su sirviente.

      -       Por supuesto, querido amigo- y se le vieron las rodilleras al cerdito.


Se dice que la primera impresión es lo que cuenta, que nunca se borra y que hay que recordarla para cualquier juicio que emitamos sobre alguien; y la primera impresión que tuvo Antonio sobre estos 2 personajitos del pueblo fue completamente negativa. En el momento que pasaban por la estación del bus llegaba Antonio en uno de estos, este supuso que serían 2 loquitos, tal vez extraterrestres que habían perdido su nave y que ahora estaban estorbando a la gente; Joaquín se sonrío con su fantasía y lo olvidó, lleno de curiosidad por todo lo que veía se metió entre la gente, más adelante habría de recordar este par de mancornas, pero por ahora los dejó en el olvido, pasarán unas cuantas cosas antes que sea necesario volver a mencionarlos.

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