jueves, 6 de marzo de 2014

Dios los hace para que se junten (Parte 2)




V

Iba Antonio por una calle del pueblo, después de haber conseguido un cuarto en un hotelito de la calle de “Los caballos”, por una calle que daba al parque principal, cuando de improviso se encontró con una marcha popular que iba hacia la calle por la que circulaba, le pareció que estaba ante un hecho trascendente por las consignas que repetían los manifestantes, las pancartas y los grupos que participaban: desde usuarios de servicios públicos, hasta representantes campesinos de todas las veredas del pueblo, además de sindicatos de artesanos, asociaciones de comerciantes, estudiantes y agrupaciones políticas de diversas tendencias, todos aunados en la denuncia y protesta de diversos hechos. Resulta que habían destinado una partida presupuestal para la construcción de una carretera, un puesto de salud y un puente, además de ampliación y mejoras de una escuela veredal, con dotación completa, a los campesinos les parecía poco pero estaba decidido así por las diversas entidades del gobierno, debido a la presión popular que no había llegado sino a eso; y se estaban haciendo los locos, dizque por los diseños, o las diversas licitaciones necesarias y que tenían que esperar, cuanta disculpa se les ocurría pero nada de mover el proyecto que, lo repito, estaba estudiado en todos sus detalles, decidido y aprobado. ¿Qué está pasando, dónde está el dinero?, se preguntaban todos, exigiendo explicaciones y llamando a rechazar la autoridad local, así demostrara que el dinero no se lo habían robado, que estaba completo.  
Había alboroto, la gente se acercaba a la manifestación, comentarios como decir que era raro lo del alcalde, decían si era suficiente que hablara claro o no y por qué, decían que había costado mucho lo del proyecto y que había que resistir para que lo realizaran, además de que todos habían intervenido, era cosa de todos y no podían perder después de tanto esfuerzo; mucha gente se arremolinó en la esquina, recibían volantes con comunicados, algunos volantes con consignas y se veía que la gente no iba a dejar las cosas así, estaban decididos a resistir hasta que fueran escuchados y se daba un plazo de una semana para que se arreglara el asunto o entrarían en paro cívico, ninguna de las organizaciones populares se quedaba por fuera.

      -       Así todos juntos y organizados lograrán hacerse oír, que se aclare qué fue lo que pasó y terminen el programa- comentó Antonio, al señor y la muchacha que estaban a su lado en la esquina, la muchacha haciéndole ojitos y sonriendo.

      -       La prueba de que el poder está en el pueblo es que este se organice y materialice sus sueños; sin el pueblo no hay fuerza ni poder- supone Judit que está hablando con alguien que entiende estas cosas y le sigue haciendo ojitos.

      -       La mafia, el crimen organizado, tiene fuerza pero no puede dar la cara, se esconde en una cueva muy profunda y cuando llega alguien con una linterna, se le ve como es y pierde apoyo, aceptación y tranquilidad, además de que la autoridad legítima podría lograr que se aplique la ley, y si esto no es con la mafia, al menos podemos estar seguros que están fallando y que se necesitan otros líderes- decía Antonio, pensando que era una jovencita inteligente, el señor tal vez sería el papá.

      -       Pero el pueblo tiene que ejercer sus derechos, no se trata de que lo escuchen y den gusto o resuelvan sus problemas, el pueblo es el que decide y si no hay manera de hacerse oír, institucionalmente, es el pueblo el que construye los mecanismos para actuar por sí mismo, comunicando situaciones, inquietudes y opciones- dijo Efraín, como lo único cierto, como si no fuera necesario discutir mafias, picardías ni opciones de clases sociales.

    -       ¿Quién manda a quién?, supongo que es lo que quiere decir; y que es cosa de nosotros cómo nos organizamos, ¿cierto que pensó en procesos populares, no en problemas del pueblo que tienen que resolver otros?- a Antonio se le olvidó a qué había llegado a ese pueblo, y ya estaba metido en discusiones sobre movimientos populares y su organización.

     -       Sí, se trata es de construir organismos, estructuras y movimientos nuestros, no solo en la circunstancia pero sí aprovechándola- ya Efraín se había fijado en Antonio y cómo lo miraba Judit, ¿qué estaría pensando este joven?, no parecía mala gente y además se veía que era inteligente.

Esta conversación, casi académica, era común en la casa de Judit, no era cosa de un evento o que un desconocido se pusiera a opinar en una esquina y ellos le siguieran la corriente, estaban simplemente respirando, viviendo de acuerdo a una circunstancia que era como se definía el abuelo Guillermo: alguien que vive su vida de la mejor manera posible, aprovechado las condiciones de cada momento para aprender, madurar y progresar; ¿qué hacer si un aguacero nos tumba la casa?, decía él, ¿qué hacer si necesitamos un camino o una escuela?, ¿cómo organizar la actividad de la familia y la comunidad si formamos parte de alguna y no nos aislamos?, con responsabilidad, solidaridad y respeto, y esto es la vida, un esfuerzo que va más allá de cualquier realización personal, que nos conecta con todo lo que hace la especie humana y su historia.
Hablando de estas cosas se fueron los 2 jóvenes hacia el parque, detrás de la manifestación, don Efraín iba con algunos compañeros comentando el problema en que se había metido el alcalde, no parecía mal tipo cuando fue elegido y tenía que tener unos fuertes motivos y razones para haber demorado tanto el inicio de los trabajos, llevaban más de un año desde que se aprobó el proyecto, tenían planes, programas y diseños completos y se paró todo, cuando no era una cosa era la otra, siempre una demora más y nada claro.
Antonio y Judit le parecieron a Efraín amigos de toda la vida, mientras iban conversando, le llamó la atención y le preguntó a uno de sus compadres, Héctor, el de la palabra fácil y el sentido humor más destacado del pueblo, que iba con él, le habló con disimulo para que no lo fueran a oír:

      -       ¿Qué me dice de ese par, qué le parecen?, ¿había visto alguna vez así de animada a Judit?, si hasta parece otra mujer, alguien desconocida para mí- pensativo y mirando fijamente a la pareja de jóvenes, pero con cuidado para que no lo fueran a notar.

      -       Parecen 2 hermanos que se acaban de encontrar después de mucho tiempo, mejor es que vaya preparando fiesta que ya me olió a suegro; si quiere les hablo de lo parecidos que son- dijo Jorge García, el compadre, en tono travieso-, mejor será que se los diga yo, antes que se den cuenta y nosotros no lo sepamos.

     -       ¡Cómo se le ocurre, hermano!, ¿qué van a decir de mí?, que no sea entrometido y me preocupe por lo mío- respondió de inmediato Efraín, jalándolo un poco del brazo para que no se pusiera a decir cosas-, déjelos en paz, que Judit, al menos , sabe lo que tiene qué hacer y cómo comportarse con un desconocido, porque es un desconocido por más buena persona que parezca, ¿cómo fue que dijo que se llama?.

     -       Antonio, hijo de un empleado importante del gobierno, allá en la gran ciudad, y de una enfermera del hospital municipal, supongo que no estarán de acuerdo en que se haya ido de la casa que porque quiere acercarse y conocer el alma del pueblo, sus costumbres e historia, ¿por qué no los invitamos a tomar gaseosa en la fuente de la esquina?, tal vez charlando le saquemos algo y veamos cómo es en verdad.

      -       Eso mejor lo dejamos para después, fíjese no más cómo le muestra los papeles de don Guillermo, parece que se está interesando por él; comprémosles helado no más y dejamos que se exprese, lo que no quiero de Judit es que se ponga a perder el tiempo con desconocidos, que no sabe uno dónde irán a parar, si valdrá la pena tratarlos o qué intenciones tengan.

Antonio y Judit andaban muy animados, pero no salían de los asuntos que tenían que ver con la manifestación, aunque se trataban de una manera muy personal; hablaban de la historia de luchas del pueblo, Judit sin decir nada de su abuelo Guillermo, pero con aire de entender muy bien y de estar muy enterada, tal vez él, Antonio, debería acompañarla, después de la manifestación, hasta su casa y así lo pondría al tanto de cómo son las cosas en Gólgota, para que se ubique mejor, le había caído muy bien y quería hacerle el favor, se ahorraría años de investigación y estudio, para ponerse en punta del conocimiento, no solo histórico sino político y social del pueblo. Antonio, ante esto, reaccionó con sorpresa, la veía tan joven, tal vez sin mucha experiencia, aunque el aire que le notaba era de familiaridad y conciencia sobre los asuntos de que hablaban, supuso que la cercanía con los hechos del día la entusiasmaba y la ponía locuaz, tal vez así fuera en todo, ¿exagerada?, quién sabe, era mejor esperar.

      -       Usted habla como si supiera mucho y muy bien de qué se trata, y me parece muy joven para tener ese conocimiento, no me imagino cómo pueda ser esto- trató Antonio de hablar con tacto, que no fuera a pensar que dudaba de su juicio-, tal vez tenga usted una fuente muy buena, algo que la hace hablar casi como si dijera la última palabra, ¿es eso inteligente?, porque uno no puede hablar con tanta sobradez sin un motivo muy poderoso.

Judit solo sonrió, mientras Antonio hablaba, le gustaron su franqueza y respeto, que no se quedara con la duda ni se pusiera a burlarse u ofender, con algún comentario.

     -       Si supiera lo que llevo en este morral y en esta caja sabría de lo que estoy hablando y confiaría en lo que le digo, esta gente aún no se ha robado nada, está esperando que las cosas se olviden para echarse la plata al bolsillo por poquitos, vea le muestro algo- y sacó de la caja una de las libretas del abuelo, decía en la tapa así: “Notas personales de Guillermo Giraldo, director del Centro Golgotense de Monitoreo Ciudadano”-, vea lo que dice acá: “…el señor secretario municipal de gobierno pide disculpas por la tardanza, pero dizque le faltaba un papel etc., etc., etc…”, aquí dice algo parecido: “…el secretario de gobierno exige respeto, él nunca se ha robado nada, o si no que le pregunten a don Guillermo Giraldo, que revise sus apuntes y que lo dejen en paz etc., etc., etc…”, aquí hay otra nota de las mismas, esta vez menciona al alcalde: “…dice don Arcadio Zapata, alcalde municipal, que él lo único que ha hecho es esperar que las cosas salgan bien, pero que el dinero está completo, y citó al tesorero, don Gildardo Gutiérrez, a que responda por todo etc., etc., etc…”, ¿si ve lo que le digo?, esta gente aún no se ha robado nada, lo está intentando pero no se ha robado nada, por eso, como decía mi abuelito, hay que tener cuidado, no quitarles los ojos de encima y manejarse muy bien, en cualquier momento le pueden cobrar a uno lo que no se ha comido, en esto son las palabras literales de él, pero esos apuntes los tengo en otra parte- y, con un movimiento de hombro, ladeándolo un poco, señaló el morral y le sonrió como ofreciéndole un tesoro.

Antonio estaba admirado, la oía hablar así y la miraba como si hubiera estado viendo a otra, tal vez en sueños y ahora viera la verdadera, ¿será que era su destino, será que fuerzas desconocidas lo habían guiado expresamente hacia Judit, con fines misteriosos?, tal vez el mismo Dios había decidido que se encontrarían y le aguardaba una gran misión, ¿será mucha fantasía solo porque una joven tan bella y especial le mostraba los apuntes del abuelo?; pensando así, y sin salir del asombro de estar ante una  nieta del famoso Guillermo Giraldo, hasta su lejana ciudad había llegado la fama de este luchador y había aprendido a admirarlo, además de tener una sus libretas de apuntes personales en sus manos, le dijo así:

       -       ¿Por qué no me deja leer estos apuntes?, quisiera estudiarlos, tal vez podamos hacer algo, si me permite la acompaño, ahora que termine todo, hasta su casa, yo creo que le caí bien a su papá y no le va a importar; déjeme yo le llevo el morral, debe estar más pesado y usted lleva la caja- era la cosa más importante que había pedido en su vida, nunca había anhelado tanto algo.

Y Judit aceptó el ofrecimiento, se le vió muy contenta, más que eso estaba entusiasmada, y en ese momento recordó lo que le había dicho su papá, cuando iban para donde la abuela por la sorpresa (“…usted juega todavía con muñecas y no está para esas cosas”); daba pena recordarlo, se sentía confundida pero sabía que algo de cierto había en eso, si apenas al comienzo de año había guardado casi todas las muñecas, y había dejado solo la favorita, en una repisa, con todas las cositas que le tenía para uso personal (espejo, peinilla, cepillo, cámara, celular, ropa, etc.), y se dio cuenta que las cosas estaban cambiando mucho, su cuerpo era ya el de una mujer mayor aunque le faltaba madurar, ella y sus amigas ya se habían dedicado a otras cosas, no solo frivolidades como preocuparse por su apariencia e ir a fiestas cuando la dejaban ir, sino a pensar que los muchachos son muy interesantes, que la charla con ellos es turbadora, que sus palabras y gestos cuando se acercan son motivos de desvelo y que pueden pasar los juegos infantiles, ser un recuerdo borroso, ellos siempre estarán en su recuerdo como algo muy dulce, una época de su vida en que todo era feliz y bello, según su fantasía y sueños, pero ahora quería ver las cosas en su sentido y valor práctico, verlas sin su carácter de ensueño, imitación y juego.
Ahora estaban en una de las esquinas del parque, sentados en el andén y oyendo los discursos, las arengas y los gritos acompasados de los manifestantes y los curiosos, Antonio con el morral y Judit con la caja; hojeaban y leían una libreta de frases del abuelo, inspiración personal a través de su experiencia y sus distintas vivencias como luchador, esposo, padre, hermano, amigo, etc. He aquí algunas de esas frases:

·         Una batalla nos permite tomar las posiciones enemigas, no solo matarlo para que no estorbe nuestro accionar.
·         Los guerreros populares que caen son como un peldaño necesario para escalar las cumbres del progreso humano; los enemigos del pueblo cuando mueren son un obstáculo menos. Se parecen en que son mortales físicamente, pero a los luchadores del pueblo se les recuerda como el espíritu de la lucha y a los enemigos como acicate y voz para estar atentos, mejorando pensamiento, palabra, obra y omisión.
·         Los obstáculos se pueden vencer de 2 maneras: destruyéndolos y esquivándolos.
·         La familia tiene la fuerza necesaria para nutrir a los luchadores y llevarlos a la conquista de sus derechos.
·         Hermanos son los que luchan con uno, lo protegen si cae y siguen el camino que se habían trazado sin perder el tiempo con palabras; al calor de la lucha se evocan sus actos, se repiten sus palabras y se les lamenta.
                      
                                                     VI

Llevaban media hora en el parque, oyendo a los oradores y conversando del tesoro que estaban cuidando, cuando se hizo el silencio, alguien había subido a la tarima que habían hecho a un costado del parque y parecía discutir con los oradores, les hacia el gesto de que se fueran y acabaran con el acto; era uno de los funcionarios de confianza del alcalde, haciendo las veces de emisario personal de este.


     -       ¡Tienen que marcharse ya mismo o les echo la policía!, ¡no nos busquemos un problema!, ¡vea que se los digo por las buenas!, ¡esas cosas que dicen son inventos de la oposición!, ¡el problema que tenemos se  lo inventaron otros!- siempre a los gritos, pateando el suelo y señalándoles con la mano el camino para que se retiraran.

No hay comentarios.: