sábado, 8 de marzo de 2014

Palabras que digo una sola vez



No es mi último momento
¿Los amigos dónde están y los amores?,
no son míos sus pensares y palabras
que busco y pretendo aquí conmigo,
solo, sin la luz de sus vidas, alejado
de la paz confío en algún lugar moran.

No me hunde la muerte, resisto sus fauces
ávidas y húmedas como fétido invierno
en cementerio, como paloma olvidada
en las esquinas de un parque perecen
sentimientos, solo caras veo y sonrío.

Dime ¡oh, sombra de mis fríos pasos!,
siempre en esta nocturna esquina estás
pero no huyes de demonio o los perros
que aúllan a la coqueta luna, dime amor
que espera mi sonrisa y calor, pan y vino.

Dulce suerte la que espera al que avanza
sin temor, mieles digo del destino, un sol
en mi frontera con su fuerza y el camino
floreciendo, vienen risas que desconozco
pero no temo así como no temí la sombra.

Puedo ir tras una nube, corre sin mirarme,
es que está ocupada con la tierra y la amo
como hermano bendecido en su templo,
puedo ser la semilla que me pide alegre
acompañando a la sombra que ya es otra.

Melodía nocturna del amor
La canción en mi frontera y lejana nube,
una sombra musitando, silba mi enemigo
sin descanso, ¿aúllan lobos hambrientos?,
¿un postigo esperando teme y se ilumina?,
el viento solitario y musical se aleja frío.

Un sueño intermitente evoco, era el día
con palabras como canto, las promesas
que esperaba con sacrificio, era el sello
de un juramento con la vida, un puerto
sin tormentas, en fiesta mientras sueña.

Si callo mis amigos entienden y cantan,
si me alejo me despiden con su música
y es la mía secreto ignoto que va conmigo,
hacia mundos inexistentes que una mañana
correrán por prados y calles jugueteando.

Como gruesa pared de hierro, como el reino
invencible de la vida, sin temor descanso
en un palacio con el amor, su fuego nutro
y renuevo mi alegría, ¿será que no saben
los caídos  y olvidados lo que cura muertes?.

No me acobardo con sombras acercándose,
siempre sonríen maliciosas y las desprecio,
sin decir palabra, sin gesto diplomático
estoy armado, sé que se esconden por ahí
envidiando lo que desprecian con su instinto.

Así como creo es que vivo
Ángeles cerca al amor y oigo sus cantos,
cómo surge la alegría y saluda el viento
que persigue sombras, la muerte afuera
mordiendo pasos asustados, no conocen
el amor y su descanso, mi secreto poema.

Manantial patriótico de ideas, este mi  faro
divino con que surjo espantando demonios,
no se acercan ni cuando hablan sus caretas
ni cuando entregan migajas con sus manos,
sin esbirro van por mis escondidas alegrías.

Sereno digo a mi dulce amada que despierte,
y abre sus labios para decirme que me quiere,
que no piense en las bajezas que nos persiguen
y vuelva a los sueños, ¿cómo decir otra cosa?,
si oigo ángeles combatiendo que nos sirven.

Corro el velo de los sueños dejando la guerra
con las sombras y el viento, en el país amado
ya no hay fronteras, la eternidad floreciendo
con una sola voz, con un camino y el amor,
lo mejor es nuestro y así nos despertamos.

La nueva realidad nos forja y la nutrimos,
es pan amasado con esfuerzo, fértil patria
y mundo sin frontera, ¿dónde una sombra
que nos ate a la muerte, dónde los sueños
terminan y el amor no es careta hablando?

Con los ojos abiertos
Había en el aire como un polvo mágico,
había aromas misteriosos, había secretos,
los caminos no terminaban en la esquina
si no que iban hasta donde quisiera, vuelo
de hadas, reyes agradecidos que saludan.

Una guerra se recuerda, ¿una contra mí?,
preocupa a pesar del gigante que espía,
pero avanzo sin quejarme, soy de piedra
y sonrío creyendo en milagros, los hago
porque hoy soy mucho mejor sin dudas.

Soy uno que recoge regalos de la vida
y atesora, llevo a mi amada la fortuna
de los mundos conquistados, sigilosos
no decimos ser hermanos, nos devoran
y ensucian, envidiosos, áridos, asesinos.

Sombras a mediodía, ¿será estrellón fugaz
o soledad sin nombre sonriente y curiosa?,
no digo que la apariencia sobra pero ¿reír
o esperar migajas que uno roba y cobran?,
si quisiera cuentos mejor los que invento.

Parece raro lo desconfiado y arisco de uno,
uno que no parece alienígena ni excéntrico
debería escuchar pero ¿solo cumple un papel
y luego sigue con lo suyo?, el amor y la vida
que siembra y cosecha, de día y de noche.

Seguro que siempre podemos
¿Dónde amor tu vida, qué haces lejos?,
será que tenemos un camino y vivimos
la ilusión del Eterno, será que nos basta
para ser felices, pensar lo que dijimos
y cumplir la promesa, solo amándonos.

Se van las horas sin tú calor, en brasas
recuerdo el comienzo de esta gran vida,
¡qué lleguen los sacrificios que sean!,
esta obra nuestra, este mundo son eternos
y no será que cambiemos el encuentro.

En la calle más oscura que he encontrado
supe tu existencia, no era de odio o guerra
si no el jardín plantado con alegría santa,
y no eran un sueño los cantos de ángeles
que humildes protegen a los que aman.

Será otro día con nuestro sol, la frontera
que construimos para alejar la muerte,
y si nos preguntan decimos ser felices,
cantando a nuestro pueblo lo contamos,
inocentes ante la guerra, puros y limpios.

Un secreto sí menciono, es amor la palabra
que incluso en la lejanía pienso, su fuerza
a ninguna comparo, con decir sus hechos
he dicho lo grande y bueno, lo verdadero
que permite vida, alegría y seguir andando.

Alegría para los hermanos
Vamos a la fiesta dice el pueblo, con todos
será mayor la alegría y seremos hermanos,
¿una cara que no recuerdo?, tal vez viajó
desde el otro lado del mundo a alegrarnos
con historias del amor ausente y un brindis.

Si pudiera dar la mano al forastero amigo,
si hablando antes del brindis por su dicha
dijera un sueño aun latiendo, si callando
mira al horizonte sin despedirse y sonríe,
podré alegrarme ilusionado con su suerte.

Habrá un huerto que alguien cuida y flores
para soñar con otros tiempos, ¿una estrofa
en otra lengua cantará que era su poema?,
será su vida en el camino, y aun en guerra
dirá palabras dulces como amigo y hermano.

Aquí está mi mundo y acompaño al forastero
un tramo sin hablar de encuentros ni distancia,
es la muerte su compañera pero ¡qué sea fuerte!
y que sepa que no todo son sombras, sus pasos
que no se detengan, que sea feliz en su huerto.

Un mensaje lejano que hable de un feliz día
en la tierra del forastero, que diga descanso
y fiesta en su florido huerto, espero mañana
y que mi amada esté conmigo, que saludemos
al hermano con alegría y hacer votos al Eterno.

Rapsodia para una amiga
Muchos días han pasado desde que hablamos
con alegría de las cosas del día, una esquina
llena de movimiento, gente, voces y sueños,
y un deseo de saber mucho de ese mundo,
latido de fresca flor, país nuevo y primavera.

Asomado a gloria duradera cuido unos ojos
que dicen un milagro, es como querer vida
y no más en una esquina de feroz mercado,
dando hora y porcentaje, sonrisas presurosas
que no me atrapan ni a mi amiga pescan.

Corro todos los caminos sin tristeza alguna
y regreso a la esquina, como soldado santo
que no olvida ese mundo ajeno tan bendito,
allí está la fresca flor, sus frutos y un hermano
felices con el héroe de la guerra santa del amor.

Mucha historia para un momento, sueños
nuestros germinaron, otros mundos ríen
y sabemos que el canto nuestro es vida,
sin cuentos que nos distraigan, al hermano
confiamos corazón, poema y despedida.

Era la guerra pero no ha vencido, otra vez
sabemos del Eterno, su mensaje y servidores
pero con la experiencia del combate viejo,
¿digo que viejo?, sí, es adelante el camino
e infames amenazan otros males y pesares.

Aunque tienen los ojos abiertos
Corre un tiempo moribundo con el viento
que se queja sin decir sus motivos, huyen
asustados porque saben que son mirados,
los corazones condenados de las perras
que lamieron y se acercaron a mi desdén.

No es amor los ardores de inmundo bicho
si se acerca, lo ve pero finge no entender
envidiosa del calor que nunca tuvo, ardor
violento, pestilencia irracional del barro
y amargura en latido ciego de muerte.

No hablo a hembras disfrazadas de gente
si buscan, basta solo un gruñido y a lamer,
sin más que una sombra obscena por idea
del encuentro, rabiosas gruñen y aúllan
presumiendo de su ardor y su mala vida.

Una puerta tienen semiabierta, umbrosa
de mentiras con que disfrazan su bajeza,
maliciosas ofrecen la muerte escondida
en su hogar de vergüenzas y violencias,
que no confiesan, solo callan y acechan.

Es bello el horizonte con amor, y dulce,
tengo fuerza para vivir a pesar del mal
y no pienso en más, ¿que el sacrificio?,
o que la muerte que sea pero es mejor
que morir huyendo de la vida, umbrío.

A veces es un falso cielo
Crecen los pueblos y una obra van dejando
que se ama, y ¿era ella la adecuada o no?;
pero ¿quién es ella?, preguntan los testigos
del interés y cariño, y aplauden al hermano
que canta grandezas y alegrías con pasión.

Los gitanos tienen patria y la defienden
en su frontera, recorren caminos infinitos,
se preocupan aprovechando lo de todos
y no quieren sino para todos su camino,
¿serán por eso libres, príncipes y poetas?.

Para un hombre una mujer que lo siga,
lo demás será que se amen y su camino
sea uno así, yo me quedo en mi mundo
y mi frontera es amor, nunca un cerdo
corta un pedazo y lo echa a su bolsillo.

Vengo de muchas partes con sacrificio,
como un regalo del cielo cuando nací,
y me enseñaron que la patria se merece
el cielo con nuestro amor, que ardiendo
de pasión le demos la vida sin egoísmo.

¿Puedo decir algo que piensen un poco?,
no solo se disgustan sino que son distintos
y es la suerte del que sin vida quiere tierra
llena de frutos, será por ello que se amarga
lo que sería dulce, por ser un cerdo inmundo.

Una y otra vez se vive
La fuerza en el mundo, y miedo con mentira,
¿qué anhelo el del hombre hecho para amar
y al que los locos condenan a fingir el cielo?,
creo que el olvido si es cobarde y agradece,
y el que busca placeres mataría como bestia.

Pero hay uno que es feliz, ama sin temores
aunque mirando al suelo vea las serpientes
que envidiosas le reprochan sus canciones,
y que saben que  se agradecen con la vida
porque son ciertas, puras y no se olvidan.

Al dinero no miro con desgano, no ofende,
pero si la mano me parece pezuña o garra,
si los ojos son burlones o arrojan llamas,
si la sonrisa permite ver colmillo de bestia,
mejor amo a la que es pobre y que sufran.

No puedo decir que me placen aventuras
de amor e instinto, será por amor propio
pero el sentido trascendente de la vida
no lo desarrolla ningún cerdo, se dice
que es genial pero solo gruñe y gime.

En otra época la gente solo desconfiaba,
por más que evitaran sabían amarguras,
pero tenían que saber el amor algún día
y no pudieron olvidar, estuvo con ellos
siempre y con ellos estaba iluminando.

No más un vaso de vino
Son los mundos del camino el crisol
del coraje con que ofrendamos a la vida,
y la luz que traemos del hogar sostiene
sueños y promesas, surgieron en secreto
y son confiada señal de amor en mi sonrisa.

Parte de mí dejo en los recodos de la ruta
con gente pensativa, si saludan y me oyen
entienden coraje y grandeza, siendo amor
lo que me hace, ni muerte ni sombra vivo,
todos enterados y al lado aunque resistan.

El canto se pierde en los oscuros confines
de los campos, suave brisa de los ángeles
de la que mi palabra es semilla compartida,
y feliz los dejo con su riqueza, será ajena,
y mi palabra solo un brindis en su fiesta.

Recibo palabra solidaria, sencilla y pura,
vino, pan y miel, y un poco más de avío,
no me voy sin un abrazo y bendiciones,
después de mi mensaje me esperan lejos
porque lo siento así y así me despido.

Espinas del camino recordando amores
y la palabra adiós de un amigo bueno,
alegría lejana a la que marcho, mejor
que un buen vino con  algún hermano,
será que parto con los sueños ya mismo.

Con las alas del amor
En mis sueños una puerta al camino azul,
mi equipaje listo para irme al despertar
con la aurora o las estrellas, como viento
con su música y la fuerza de los genios,
seré feliz peregrino y mi hogar cercano.

Una duda en los testigos, ¿van conmigo?,
los comprendo y pido silencio, ya verán
que su fuego siendo santo forja destinos
que los lleva a mi hogar, honrado y limpio
como el peregrino que en su casa durmió.

Seré hielo ante el reclamo que me exija
no apurar, tal vez a mi lado vayan un rato
alegres de mi alegría y pidan una promesa
de nunca olvidar, pero oiré que lamentan
lo que hago y estaré ausente entre ellos.

Las banderas de mi amor en lontananza,
una guerra de infames sombras nos separa
pero avanzo, sé de las cosas del amor, veo
su fuerza y ¡cómo resiste las acechanzas!,
historia que no podrán tapar mis enemigos.

Los mejores momentos esperan al frente,
y los siglos venideros tendrán estos versos,
¿los recibirán y sabrán que alguien amó,
tal vez mi hijo?, estaré con los vencedores
presente y la guerra olvidada en la sombra.

Mi silencio en las sombras
Los regalos de cortesía agradezco, los cuido
pero no más, una historia habrá que se olvida
y uno busca en otra parte su alegría, uno ama
la mujer esperando, hijos, patria y sus risas
que en mi pecho son cantos, luz y entrega.

A mí los hermanos me dan la vida, juntos
hemos visto que se acercan los milagros
de los dioses, nos dan su ejemplo generoso
y solidario de la fuerza consagrada, regalo
del cielo el sacrificio que enseñamos todos.

Y una noche a solas veo claro mi destino,
no fiestas fraternales entre compañeros,
tampoco una ventana oscura que vigilo,
ni un poema con mi ensueño melancólico,
o noble profesión de monjes en su ermita.

En rincones perseguidos por negra muerte
con sigilo y con cualquier motivo para ello,
habita el amor que es carne de mis sueños
y una palabra nos acerca que es la vida,
anhelo de nuestro esfuerzo y sacrificio.

Las falaces jugadas del mal son muchas
y con doble esfuerzo, lo que es y careta,
pero somos valientes y es una sola obra
agradecida con el cielo, ¡bendito sea!,
al que confiado se acerca no desampara.

Claridad suficiente
Vengo pensativo meditando mi soledad
y soy rebelde, porque sé el mal que ronda
donde nota mi aroma, nunca musa alegre
en el ritmo natural de las máscaras espías,
dizque puedo amar con solo ideas ajenas.

Yo tengo que esmerarme o me devoran
sin canción, y son ya muchos fríos años
que no se olvidan ni con dorado premio
o herida profunda, no los quiero y sigo
pero mi amor es real y por mí late feliz.

Una fiesta para dos con los hermanos,
solícitos se acercan, valientes y duros,
pero puros y dulces, de verdad la luz
me acompaña porque no acepto más,
y los cerdos se aíran pero los desdeño.

Somos grandes aunque no sepan la luz
y humillen al que nada debe, mi amada
supo cuánto tiene que sufrir, por mi vida
que es para ella, no guardo nada para mí,
dolor, alegría, enemigos, luz son de ella.

¿Por qué callo?, preguntan por hipócritas
pues serán brutos pero me vieron viviendo,
saben del miedo que surge  en la sombra
del mal sentimiento, apetito de animal
no recrea la vida, la abandona y ofende.

Sin razón y sin olvido
No voy a meter cuentos de gratitud
a quien no da la cara, jura sonriendo
que valgo mucho para ella, que desea
estar a solas para demostrar qué haría
sin pudor que ofende, pienso y callo.

Hace tanto del error que no recuerda
la palabra proferida, ebria de vicios
no pensó en la maldición, histérica
brindó por sus placeres vergonzosos,
los cobra y dice amor sin compromiso.

Corregir el extravío negado con violencia
no es lo mío, cada cual decide sus amigos
y nada cambia ese camino, con desgracias
protestadas, amargura permanente, miedo
del que no escapan con su perversa fiesta.

Me ven cómo paso por el frente de su casa,
antro del crimen es, y simulan ocuparse
ayudando generosos al común desvarío,
insinúan que conteste si son buena gente
y maldicen al alejarme con mi desdén.

Cierto que soy curioso pero ¿qué aprendo
con mentiras, vicios en la sombra?, huyo
de sus cadenas, forzadas sin franqueza
me parecen, extraviados en su razón
pretenden igualarse y robar mis luces.

No dudo del amor
Puedo irme hacia la gloria, sin bajezas
como los dioses, puedo cantar alegrías
sin ocultar el amor que es solo amor,
sin disfraces ni violencia criminal
que obligan al esfuerzo de fingirlo.

Somos capaces del amor si soñamos
alegrías humanas, las razones del amor
que enseña la tradición, y ¿lo hacemos?,
si el mal con su confusión entretiene
será de negro que se vista el corazón.

Una palabra para decirlo y el sacrificio
lo demuestra, pero una perra es burlona
y protesta que la estudien, solo apetitos
que ofrece sin razón, mejor, temblorosa
ante el misterio de la vida, exige sexo.

Lleven los muertos ante el rey y súbdito
de la perra, pero no mencionen sus vicios
ni digan que borracha los fregó mintiendo,
eso es cosa para la noche, con demonios
y sus hijos, acólitos de la muerte son.

No es amarga mi comida, sueño el hogar
que florece mientras resisto los ataques
de los cerdos, no confundo los amores
y su razón, con instinto y las sombras
que cubren el hogar maldito de la perra.

No basta con querer
Largo es el camino del amor, historias
sin fin que dicen lo humano y lo divino
de los pueblos, y yo soñando una patria
sin sombras, familia consagrada y feliz,
siento cómo crecen las divinas fronteras.

Es del justo no mezclar vicios y virtud,
aunque encuentre en el camino perritas
que melosas se ofrecen, cuidan un hueso
pelado por todos y a uno ¿qué le ofrecen?,
más que cama y botín, filudos colmillos.

Los hermanos con su oficio de sembrar
virtud y vida, las mujeres que amorosas
se acercan y dan la vida, jardín y huerto
del Eterno que nadie olvida, y la patria
permanece más allá de nuestro descanso.

Es la fiesta que quería, con lúcidos niños
diciendo lo que saben y viejos admirados,
las mujeres sin temor bailando con todos,
los hermanos cantan para que haya alegría
y la familia es una sola, voz y risa santos.

Lejos quedó el caos de la mentira, resistir
es la consigna y nuestra fuerza se consagra,
más que guerra es crecer con luces y amor
que reprochan, ladran, aúllan y se esconden
malditos los locos  hijos de la melosa perra.

Ocupado con el amor
Me quedo aquí en mi espacio, el que ocupo
con mi cuerpo y es solo mío sin discutirlo,
aunque haya quienes pretendan ser dueños
y exijan que me incline ante sus poderes,
sus apetitos los hacen delirar y violentos.

Llueve la guerra, lloran airados de sinrazón
porque me alejo sin mirarlos, es un disgusto
comentar lo que hiede aunque sea de lejos,
y no lo hago, solo, con mis sueños me alejo
como condenado, no que digan, es que lo sé.

Ayes furibundos a la vera del camino, arden
condenados animales, uno lúcido desdeña
súplicas y chantajes, informes maliciosos
de sus infames vidas no les dan el brillo
que pretenden humano, ni siquiera fingen.

Lo mío busco adelante, sé los sacrificios
que una dama hace por mi dicha, sus sueños
me entrega y desprecia animales que ávidos
se acercan, ni discute su virtud, no repite
los principios que cultiva, de amor su vida.

Si me viera ella vería mi sonrisa, confiado
puedo decir que soy feliz y que ella sabe,
nuestras vidas una sola, nuestro espacio
sin discusión posible, ni animal o payaso
dirán que sirva de sustento a sus ideas.

Una batalla adelante
Más allá de los peros que les escucho,
sin considerar sus insanos principios,
en mis sueños está la razón del desdén
que me conocen, rebelde sin recuerdo
de su existencia, ¿dónde cae la condena?.

Es feliz uno con su riqueza, es gran amor
que un espacio tiene con ella compartido,
y los niños enriquecen este mundo nuestro
protegidos con mi fuerza, que Dios me da
porque quiere estar aquí como nosotros.

No se puede ir lejano y oír cómo susurro,
lo hago en cercanía, marcando el espacio
que los hermanos viviendo conservamos,
y sabiendo que son distintos mis quereres,
ni obsceno o inmundo, exigen que las goce.

En este mundo los caminos son distintos,
pero amando, uno solo, eso es la envidia
de los cerdos, ausentes de esta fiesta mía
con mi amada y mis hermanos escudados,
hogar, familia, fuerza, huerto y la fiesta.

Aquí es amargo que cerremos la entrada
a cualquiera distinto, no quedan en paz
entendiendo el desdén en nuestra alegría,
pero no lo dicen claro, gritan su desprecio
y la razón de su violencia: “tienen ganas”.

Lo decimos en silencio
Mi descanso sin protesta cercano espera,
mi familia feliz se prepara, su canto sube
como bálsamo milagroso que cura todo,
amargura, pesar, cualquier herida vieja,
la soledad y el frío quedan en el camino.

Algo está claro con la virtud, no agrede
ni al más vil de los que envidian mieles,
pero no es su premio y pierden mucho
presumiendo con su vicio lo que no son,
¿será que mienten al hablar de méritos?.

Se acercan mis hijos a oírme una historia,
una nueva de las que aprendí en el camino
y con eso dicen quererme, como la mujer
que al amarme solo esperaba frutos santos
y sin quejas confiada cuidó nuestro huerto.

No diré mucho de nuestro amor, es único
y bello, suave aroma del cielo, una historia
que surgió al calor de un poema y los besos
con que lo vivíamos, único mundo posible
mientras surgía la Eternidad entre nosotros.

Es fácil decir que me despido de lo demás,
y lo hago así porque necesito la felicidad
de la mujer que en silencio espera, sonríe
con  los niños y su inocencia al preguntar
si pronto vendrá papá: “sí, muy pronto será”.