viernes, 7 de marzo de 2014

La falsa vida de Reinaldo Contreras (Parte 3)



Sin palabras
Voy directo y nadie osa detenerme,
¿por qué siento un obstáculo
en mi tranquilo caminar y me armo?,
si no soy violento ni irascible
tal vez por ahí anda un animal
soñando linduras que no tiene,
tal vez no lo entienda pero sabe,
tal vez alguien sepa de sus babas
y se esconde y alguno se enfrente.

Tarde lluviosa o noche sin estrellas,
perros ladran a las ratas del callejón
y por ahí se escabulle una sombra,
¡huyan animales de la calle y abandono!
que ese no es un animal como ellos,
aunque ustedes sean muchos
no hay sentimiento de especie
ni la idea, no necesita que ataquen
y entrega la muerte de sus manos.

Adiós a sueños y alegrías
¡Qué noche para vagar el perdido!,
¿quién dirá una oración al verlo?
si  se quiere pan o medicina,
tal vez feliz fiesta con amigos,
no hay truenos que asusten
como esos pasos a la espalda,
si llama y corre, si se queja
¿será humano el que escuche?,
en su antro peligro y tropeles.

Cada nota de ebrioso canto
en la cloaca, espantoso mundo
al que no se cae por accidente,
como caen gotas y traen truenos
los que mueren sin saberse,
cena de ratas y perros callejeros
en oscuros callejones, fetidez
infernal, gonorreas a montones,
desazón a corderos y ciudad.

El infierno y las carreras
Noche tenebrosa de estrellas fugitivas,
más allá de la sombra rezan
los que vieron, los que oyeron,
hasta ateos se acercan y piden
al vecino, ¿quién será el forastero,
quién oyó algo que oriente?,
una voz que no quieren ignora
su mundo, si demora en el pueblo
y les cobra lo que no deben.

¿Habrá en la mañana lágrimas
y adioses en terror de conejo?,
nadie dice muerte por no conocer
tal palabra, la oyen en noches
de tormenta cómo vuela, en el antro
maldito será sacrilegio y blasfemia,
a la puerta del infierno su fiesta,
alimañas hasta ayer, hoy la bestia
que obliga a rezar y correr.

Untado por descuido
Rayos y relámpagos infernales,
truenos y centellas misteriosos,
alguien con sus penas entra al bar,
inocente de la sangre en sus manos
se pregunta qué pasó, nada más
que tocó el quicio de la puerta
para no estorbar y ya lo acusan,
que explique, que ilustre al sereno,
tiene un deber y él con otra pena.

No se habla porque no se puede,
si dejaran quedaría todo claro,
él no tiene nada qué ocultar,
ni las penas que se ahogan
en la noche y muestra por tonto,
¿sabe acaso si necesitan sangre
y que su dolor es un chiste más?,
pero lo sabe encerrado, llorando
por lo que no sabía, cachos de Satán.

La puerta está abierta
Hay cómo y con quién, se habla
de ello como problema, desgracia
esperando a quien espera, cante
sin alegría, llore riendo y grite
que ya sabrá lo que se logra,
¿irá el infierno hasta su puerta?,
si lo busca, y muchos mueren
con su dolor cerca a la candela,
bobos chamuscados aguantaron.

El fruto de la paz no es amargo,
ni con locos saludando al diablo
en su antro y con él brindando,
bebiendo sangre de corderos
con el forastero, ofreciendo pan
y lumbre en el invierno, aventuras
de muertos festejando al loco
que está invitando, y que sufre
con su silencio y convivencia.

Había caminos y paz
Otros mundos habrá que no ven
al infierno entre vecinos, y si al paso
una mueca exige sonrisas, dinero
y brindis con blasfemias, sangre
que en la puerta avisa beben,
sangre de tontos que aguantan
mezclas, uno más dizque goza
sin temer problemas, ¡qué olviden
todo y una copa más compartir!.

Desde que alguien quiera sangre
habrá carreras y oración, ni adiós
ni mentira de un refugio en el bar
aplacan infamia con risas ofrecida,
y otra vez la huida, gritos y llanto
de tontos y conejos, los maldicen
pero no los miran, así los matan
pero no saben nada, algo entienden
y mejor callar, que discutan solos.

Bruto brindando con locos
Hubo otra época, antes de la huida
con sueños, había niños, fiestas, luz,
pero eso tenía que acabar, murió
entre charcos y ratas, en un rincón
perdido en las sombras, y un grito,
un anuncio desgarrador de muerte
para quien se cruce y sepa, callado
y sonriendo al brindar o preguntón
como queriendo morir, ¿ven al loco?.

Un loco no dice día a la noche
o al contrario, o come solo carne
o se cree presidente, ¿será posible
que estemos hablando un idioma
y los fugitivos entiendan al revés?,
ese que pide sangre, que brinda
eufórico y frenético, que habla
sin decir qué quiere, ese murió
hace tanto que callado apesta.

Pasaron noche y frío
Si topo un desconocido, viajero
que tal vez en la noche habla
y pide compañía, no me enredo
hablando y no serán las cosas
que incumben a mi gente, callo
como piedra, no me presionan
porque me largo sin despedida,
eso parece sensato y aburrido,
¿sabrán divertirse los muertos?

Llega a una calle sucia, oscura,
corre por una copa, disimulando
se acerca al que vea descuidado,
y acabó la paz, ¿que qué hay malo
en fiesta y fraternizar con cualquiera?,
recuerdan gritos y llanto un momento,
luego mirar cualquier cosa y a olvidar,
un muerto fijo como en la ruleta rusa

que no se va, otro se esconde lejos.

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