(Poesía)
Llegó mientras yo dormía
Llegó el cartero y no me miró,
se dijera que de lejos viene
y no es de los nuestros,
pero no huye ni es de viento,
como llama, roca y guerrero.
Yo quería hablar con alguien
sin irme de mi mundo, y sincero
dejar mis dolores con palabras
pero no me escuchan, será la muerte
que tiraniza mis pasos y alegrías.
Una estrella quiero entre todas
que se acerque como yo la busco,
aunque errante mi sueño por el cielo
no es vagabundo el dolido corazón,
ardiendo como lucero se hace sabio.
Tal vez reyes y pastores sean hermanos
pero busco al lucero que sueño y se van,
¡oh, la dicha siento y se va con ellos!,
ni tiempo tengo de empacar mis harapos
por ir con ellos, no seré aquí más un pobre.
Siempre estaremos juntos
Prefiero escuchar con silencioso corazón,
que no diga cuanta amargura atesora
con la espera de un misterio, ¿será la vida?,
tal vez lo parezca pero hay decepciones
sin que protesten los ciegos en su desvarío.
Una y otra vez lo miro, yo camino sin saber
que algún día llegaré, ángeles me esperan
y no tengo otra pista que las tradiciones
de mis abuelos, viejas costumbres, ideas
que florecen con sus benditos recuerdos.
¡Qué alegría con esa imagen del viejo feliz!,
¿será cierto lo que dijo?, si una estrella me guía
como sucedió distinto a lo que están diciendo,
a sabios y pastores que legaron su camino
y acompañan a mis abuelos, para que los siga.
Hace poco quise de aguinaldo un portátil
para ubicarme en el mundo y servir la vida,
era como hablar en el silencio pero llegó
sin más condición que mi dicha, ¿será reír
con la estrella y no estar solo nunca más?
Ojos abiertos sin el olvido
Suprimí palabras que no dicen nada,
lo dicen todo como un sueño viejo
con suspiros, amarguras ocultaron
en un poema, cielos están lejanos
y es el olvido un pan que desprecio.
Dijera mucho amando y eso basta
pero no entienden, saben distinto
el mundo con su alegre mueca,
mejor la luz con callado corazón
aquí rogando por otra Navidad.
En los campos escucho mi voz
pero ¿qué son esos dulces cantos?,
¿algún pastor llamando a su rey?,
ya me callo, me invita la vida
a su mesa con saludo de ángeles.
La forma de decirlo no olvidamos
y nos insisten, aún la mesa servida
con pastores y reyes adorando,
ya no temo que nadie entienda
porque la paz germinó en cantos.
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