Tal vez un amigo cierto lo vió en otra patria, cuentos, tal vez con desconocidos, ¿será cierto?, pero ¿por qué las armas y los muertos?, si habían dolor y miedo, si las gentes escondían alma y ojos asustadas y temerosas, ¿no sería mejor estarse uno tranquilo en el hogar leyendo un buen libro?, tal vez se podría conversar y olvidar a los muertos, que no aman. Aquí hubo muchos que dijeron su rechazo, lo dijeron con tibieza y mala vida, se puede y no se hace sino el comentario, que algo tiene que pasar y todo será mejor; pero no, él tenía que ser escuchado o sus ojos eran lejanos, no creyeron que se iba y hoy lo lamentan: esa luz pura, esos sencillos consejos, la verdadera familia, no el hastío y la náusea que se enseñorearon de todo, arrancando corazón y ojos, matando sin decirlo y sin que los burros sepan, ellos hablan pero no saben.
Parece que el temor al fracaso condena a los que sufren, si no fueran ciertos tantos muertos, si estuviera en una mansión rodeado de bellezas y amores, si con un refresco en las manos mira el panorama y solo dice: “no me quisieron”, lejos de la destrucción y la muerte, sin rencor ni rabia de víctima huyendo victoriosa, que entendió la enemistad y sabe, pero no se encarta con odios ni venganzas, solo que desprecia bajezas y mezquindades y por eso no se acerca.
O será mejor creer que le hicieron un trasplante de corazón en un templo oriental, de esos que aún viven como los fundadores de la escuela, una de esas tan sencillas y limpias como el agua que le gustaba admirar y beber en los manantiales del bosque, en alguna de sus amadas montañas, comiendo el pan que compraba en las tiendas del pueblo y quitándose la camisa para pescar cupicitos, que cuidaba en frascos de mermelada o bomboneras de cristal. En tal caso tendrían que ir hasta algún santuario y ¿quién sabe si le permitirían hablar con él?, ¿y por medio de Dios si no había querido escucharlos y traerlo de regreso?; estaban condenados a las sombras pero esto debería ser posible, alguien tendría que exigirle que no fuera tan escrupuloso y selectivo, que se abriera, ¿acaso respondería como siempre que no se juntaba con cerdos y que lo dejaran en paz, en medio de sus luces y alegrías?.
Tantos comentarios tenían que tener algo de cierto, tantos rumores de origen desconocido sirvieron de pista para ubicarlo y acercarse, ensayando caminos dizque nuevos; todo halago, placeres, amenazas y la cara de inocencia en que se habían entrenado, cada cual con la suya, muchas distintas, los colores y las formas del mal en cada gesto y palabra camuflados, pero entendibles para cualquiera que mantenga abiertos los ojos y piense siquiera un poquito, que no se deje llevar por cualquier cuento o promesa. Así como el mundo tiene su destino, con todas las fuerzas operando, con todos los humanos y humanoides soñando, pensando y decidiendo cualquier cosa, así como nuestra historia tiene sus leyes, su lógica matemática y tenemos que entender esto, así mismo los que tanto criticaron, los que siempre dieron la espalda, los verdugos fracasados y cerditos mentirosos, se quedaron viendo un chispero, lo tuvieron presente pero no quisieron verlo en su natural y estado, no cavilaron que el destino los alejaba aunque sonrieran a alguien superior al que no querían ver; si lo pudieran ver como igual les bastaba y se fregaron, se hundieron mucho más en las sombras, con una mueca de espanto que pretendía ser la alegría que habían olvidado, la ilusión de una comida servida para seducirlo, que se había enfriado hace muchos años, una promesa de un dulce lecho y un par de bastarditos que en silencio maldijo, ya que no escuchaban y sería perder el tiempo decirlo, y le encimaron un chequecito, le rogaron arrodillados que lo aceptara, antes que los echara de su vista a la fuerza.
¿Qué podían buscar si no había amor?, pues hablaron de amor y todas las fiestas que tendrían con él; y ¿si no les importaba la justicia?, tal vez mejor hablar del promisorio futuro sin maldad ni crímenes, solo la paz del hogar abandonado, el de la comida que se había enfriado, y que todos recordaban con la muerte enseñoreada allí, que no mencionaban, ellos por mentirosos y el fugitivo por el más soberano tedio; ¿tal vez algunos podían cantar la misma canción que cantaban caminando por montes y calles?, tal vez pero sería solo “pretender que broten nuevas flores en troncos viejos que flotan en el agua” y luego otro adiós aún más olvidado, porque los adioses se olvidan o los que se fueron aún no han partido; alguna noche, si los siguiera estúpidamente, estarían todos cansados y cerca del pueblo, y no importaría que la cama esté fría, o que el veneno ronde, o que al peregrino le parezca todo más caro aunque sea solo una impresión, ¿alguien buscando el atraco, el robo o el simple raponazo, tal vez prostitución?, y no importaría porque el mundo bueno y propio está en otra parte, y seguro. Entre todas las cosas que tenían en mente, estas eran las más comunes, y sin dejar de pensar en algún disgusto, los malentendidos que hubo, las ingratitudes, las deudas atrasadas o la misma sentencia, que nadie recordaba haber cancelado, se acercaron a su oído con el corazón tembloroso, ansiosos, hablando de secretos y supuestas complicidades, jurando no haber estado nunca de acuerdo ni participado directamente, rabiosos estaban al acercarse por poquitos, de uno en uno, y dijeron en singular:
-
Me tiene que
creer cuando le hablo de ser amigos, usted no puede ser tan estricto ni
rencoroso, o si no ¿por qué nos recibe y escucha?, ¿no tendrá alguna duda sobre
su decisión de permanecer en la distancia vigilando, a los que hoy le ofrecemos
amistad sincera?- y no tuvieron en cuenta, olvidaron su propia experiencia que
les decía en casos iguales, muy discretamente: (-“¡cuidado!, ese que habla al oído es un tramposo”).
-
Voy a estudiar
el asunto, tengo que esperar a ver cómo se ponen las cosas, no puedo
apresurarme después de tanto tiempo sin siquiera pensarlos- ¿hubo miedo de la
distancia?, ¿se llenaron de ira despreciados?, ¿creyeron que estudiados y
conocidos perdían el tiempo?, o ¿solo se vieron en un mundo ajeno que no los
quería, que con sus propias leyes y condiciones los repelía?.
Pues allí estaban como limosneros que presumían
felicidad con la paz que admiraban, el amor que envidiaban, los altos riscos y
lejanas brumas de sabios pensamientos, nunca apreciados, los mejores manjares,
siempre cosas comunes hechas con cuidado, el agua de la fuente, los rayos de
sol, el viento amigo, un huerto sin alimañas, ¿podrían ayudar alejando esos
niños o…?, una noche llena de estrellas siempre risueñas, entre canciones y un
vaso de vino o una cerveza.
Allí estaban esperando una llamada y visita de
alguien importante pidiendo ayuda y consejo, el duro patriota siempre era
buscado, ¡qué ellos se encarguen! o ¿se puso bravo otra vez?, sería mejor
hablar con amigos de todas partes sin que los encarten con problemas o asuntos
ajenos:
-
Usted se va a
dormir que ya está muy viejo y necesita olvidarse de los problemas del mundo,
ya hizo suficiente y ahora a divertirnos- ¿qué pasó?, no dice nada, no
parpadea, sonríe y habla a sus amores discretamente, ¿por qué no dice de una
vez nuestros encargos y se retira?.
-
Hablemos claro
de quiénes son los que deciden y quiénes se callan o se van yendo de mi hogar y
santuario; en cualquier momento llega uno de esos viejos que, según ustedes
como en los viejos tiempos, no sirve sino para hablar paja, poner problema y
enredar la situación con los poderosos- no había sonrisa en ese rostro curtido
arreglando problemas, no los países, cierta displicencia había en palabra y
gesto, a lo que llamaban aburrimiento, pereza o rabia disimulada.
-
¿Nos permite
usted, dignísimo, grandísimo, inteligentísimo, especialísimo y único en el
mundo con tal experiencia, bla, bla, bla…., nos permite usted aconsejarlo para
que saque provecho de la situación y repartamos?, o ¿nos va a decir como nos
decía en nuestro pueblo, el hogar que desprecia, que no sabemos, que somos
ciegos y parecemos animalitos sin posibilidad ni rumbo?- esto era lo mejor,
porque al ser tan ciegos era muy fácil cambiarles el rollo, diciéndoles, por
ejemplo:
-
Si no se quieren
ir despabílense y mejor vámonos un rato para la piscina, si se quieren bañar no
sean cochinos que para eso están las duchas en sus habitaciones, y no vamos a
discutir en mi propia casa, en mi terreno - parece que el viejo tiene algún
interés, algo está tramando pues a pesar de ver cómo se repite la vieja
historia, unos por un lado y otros quién sabe por dónde, los deja estar un
momento en su casa, supongo que solo un momento.
No es lógico que alguien que no lucha, que no hace
nada quiera poner condiciones, actuar como si tuviera derecho y estuviera en la
gloria; el viejo es realista y práctico, por ello creo que los está espiando,
él nunca fue gallina o avestruz, fue ave de alto vuelo, y quiere saber cómo están
las cosas, después de todo a él lo buscan y pueden estar influenciando a sus
enemigos de infancia y juventud, no se pierde nada con curiosear un poco, pegar
una mirada a sus rostros, sus gestos y su trato, siempre falsos y artificiales.
-
¿Qué le pasa a
este viejo, de noche en la piscina, cómo se entretiene y es feliz dizque
mirando estrellas?- ¡oh, el telescopio en el pabellón al lado de la piscina es su
interés!, descansar sin dejar de cultivarse matemáticamente:
-
Ahora no estoy
de cacería, pero busco y quiero admirar los animales del cielo, así que hagan
la bulla callados y no molesten- pensaron que era en serio, los miraba y
sonreía como quién está haciendo algo importante, ¿estará insinuando alguna de
sus viejas ideas de la naturaleza y el hombre?.
-
Se le volvió a
salir el loco de las cosas raras- murmuraron- tiene que haber manera de sacarle
lo que tiene- repitieron- es que es tan obvio que está en otro mundo- recordaron
y empezó la tiradera:
-
Díganos
excelentísimo señor, usted que sabe tanto y nos desprecia por eso ¿cómo es
posible que sea capaz de ver cosas que no vemos, cosas imaginarias?- suspiros
ilusionados, se teme el llanto y se acercan pero el viejo calla, mira su
telescopio y va diciendo de rato en rato:
-
Jirafa, las Osas, los Leones, Lebreles, Dragón, Serpiente,
Águila, Delfín, Zorra, Cisne, Caballito, Lagarto, Ballena- los mira y sonríe
viéndoles la tragadera de saliva, la ansiedad, la codicia, la estupidez:
-
¡Qué se tome una
aromática aunque sea, que descanse!, pero que no hable de su fantasía y
alucinación, tal vez nos firme los papeles suficientes para que no nos pueda negar
nada; ¡si hubiera una manera!- murmuraron de nuevo.
-
Mejor que hable
de sus sueños y dé rienda suelta a su imaginación, mejor que se pierda en medio
del delirio, alguna manera habrá de escurrirlo- siempre murmurando.
Y no fue por sadismo del viejo, los vió soñando
mientras miraba sus animales en el cielo y solo callaba; era feliz observando y
comprendiendo tanto mundo en armonía eterna, tanta estrella inolvidable, tanta historia que
les fue contando mientras decía, de rato en rato, como dándoles tiempo a pensar
y tomar camino:
-
Si cultiváramos
la armonía del cosmos, si respetáramos nuestro mundo y la naturaleza hoy tan
amenazados, estaríamos en las estrellas, nuestro nombre sería inmortal: Andrómeda,
Casiopea, Perseo, Orión, Cástor, Pólux, Hércules están en nuestras mentes
porque no se conformaron con que la corriente los llevara, eran seres como
nosotros, que forjaron su mundo en circunstancias muchas veces trágicas, dejando
su sello en la historia- siendo ilusos, por codicia, no entendieron y pasaron las
horas de esa noche, la primera en mucho tiempo y la última juntos de sus
miserables vidas, suspirando, también decían:
-
¿De qué está
hablando?, si lo que queríamos era una fiesta y divertirnos, si queríamos
disfrutar su dicha ¿por qué no hace servir comida y trago, ponen música y que
haya baile, por qué se mete en su observatorio a decir disparates?- ni miraron
una estrella, criticando por lo bajo, con mala cara y como si no vieran el
camino, como si en cualquier momento estallaran.
El viejo no explicaba nada, en su hogar la vida era
tranquila, sin alborotos y como en un campo que florece continuamente, con
estudio y trabajo compartidos, dejó que se fueran las horas en rumores y su desdén,
que esos extraños bichos se cansaran, para decirles, al amanecer, que se
fueran; eran alimañas y sombras, eran parásitos e hipócritas, eran tan lejanos
que ni sonrieron al visitante ilustre, lo trataron como a intruso a pesar de
saberse que era un luchador ecologista y defensor de los derechos humanos:
-
¿Qué hace esa
gente acá, por qué viene a estas horas de la noche con sus problemas y sus
cuentos?, mejor sería que se fueran tranquilos a sus casas y dejaran de
molestar, si no se fijan, con sus comentarios e informes, en cualquier momento
les puede ir mal-y arreciaron las críticas musitando contra el viejo, que ni
miró las aromáticas con somnífero que le sirvieron, pero amenazó que si
insistían se las hacía tomar a la brava para ver el efecto.
No entendieron qué significaban las palabras que
pronunciaba, ¿sería posible que el visitante perdiera el tiempo con estas
cosas?, estaban desubicados escuchando sus corazones y deseos, ¡tantos sueños
de riqueza y placeres!, hasta que, ya avanzada la madrugada, después de llorar
desconsolados y ver como se iba el visitante, ecologista y defensor de los
derechos humanos, feliz repitiendo nombres de animales y héroes antiguos, y
antes que dijeran cualquier cosa les ofreció alguna pequeña propina, con otras
palabras por supuesto (¿premio, recompensa, salario?), por un pequeño esfuerzo,
a cambio de un insignificante sacrificio, sin que se tuvieran que cansar mirando
una lista de estrellas en el cielo:
-
¿Cuáles son?
-
Unicornio, Hidra
Hembra, Cabellera de Berenice, Corona
Boreal y Serpentario; si logran encontrarlas no se harán sabios porque los guía
la codicia, no el interés de conocimiento, y eso nos diferencia, así que tan
pronto terminen pueden irse, si no les interesa la armonía del universo, el
respeto a la naturaleza y los derechos humanos, no tienen nada que hacer en mi
hogar, como fue desde el comienzo y será siempre- y callaron pensando en el
dinero, sin entender lo que habían perdido para siempre.
-
¡Ja, ja, ja…!,
cojamos el Serpentario, la Corona, cacemos los animales y hagámonos ricos, ¡ja,
ja, ja…!, ¡qué trabajo tan bobo por el platal que nos da!, si quisiéramos
tendríamos todas las estrellas, las venderíamos barato y seríamos ricos, ¡ja,
ja, ja…!, tal vez un bobo ecologista y defensor de los derechos humanos nos
pueda dar algo, ¡uf!, ¡ojalá!.
Así amaneció, el viejo patriota un poco más profundo
en su conciencia de la armonía, las proporciones, los conjuntos, las fuerzas,
la historia y la naturaleza humana, con todas sus luces y sombras, sus
pequeñeces y grandezas; pero esos bichitos que siempre se conformaron con
vegetar, que visitaban al luchador con el mero propósito de aprovecharse,
estaban estragados de vigilia y murmuraciones, querían estar lejos de ese mundo,
de esa actividad, según dijeron, tan aburridora para ellos, preferían volver a
su mundo de impurezas, tibiezas y cobardías, ¿pero cómo hacer para que el viejo
se ablandara y les diera gusto, la riqueza y los placeres que nunca habían tenido?.
Y el viejo les mostró el camino, aún sin entender el fracaso les tocó largarse,
a donde pudieran criticar sin tener que bajar la voz, sin aguantarse las ganas
de un madrazo, entre la gente que les caía bien, alimañas en huerto ajeno como
ellos.
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