sábado, 18 de enero de 2014

Aunque quieran olvidar


(Microrrelato)
No fue la palabra que esperaba oír cuando llegó a la casa del hermano después de tanto tiempo, no pidió techo o comida, quiso hablar como en pasados tiempos, cuando estaban sus viejos, tener una cena en que no importara quién pagara y que se dijeran adiós en memoria de la vida, no de los negocios que los separaron.
Y salió a la calle sin amargura, en aquel pueblo que se había ido de su memoria, confiaba que algún amigo se compadeciera de su soledad, sin despedirlo por estar ocupado; viendo una vitrina recordó a los sabios que encontraron la estrella en Belén, tal vez se había equivocado de pueblo y tenía que seguir su camino, pero miró un niño pobre que le sonreía, le pidió consejo para buscar hotel y por su insistencia entendió que le ofrecía una cama en su casa, pobre pero honrada le oyó decir.

El humilde obrero, que lo recibió deseándole felicidad, miró severo al niño por su demora, tenían que cenar para esperar el nacimiento de Dios, en su corazón, a lo que respondió el niño que ya había nacido, sonriendo a su invitado; el padre le mostró una humilde cama y lo invitó a cenar, ya no fue más un extraño, sonriendo triste le contó su historia y acabó su viaje, porque comprendió que lo único que necesitaba era amor si quería Navidad.
Después todo fue música de ángeles, una familia feliz con el Eterno de su parte y la promesa del descanso, que no llegaba porque estaban de fiesta; algún regalo hubo para todos, incluso al recién llegado le tocó una revista vieja, reliquia familiar sobre navidades que no mueren ni se olvidan, porque se celebran sin dinero, es recordando en la vida de cada cual las palabras exactas del mensaje original.

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