martes, 14 de enero de 2014

DESPERTAR ENTRE SUEÑOS


Los años no pasan sin que se sientan, sin que una jovencita romántica como Aurora deje de arrancar suspiros,  a los dos viejos lobos que le sonríen, se acerca confiada, voluptuosa, siempre bailando invita a la pista llena de luz; y no la desprecian desde su penumbra, sin engaños sus canciones siempre han hablado de amor y lujuria, querían alejar el chirrido de máquinas y cadenas, querían atravesar la puerta hacia la luz descubriendo el dios que había en ellos, como gitanos, después de siglos o de minutos, con su sueño de amor habían llegado donde Aurora que los aplaudía y les tiraba besos.

Aurora estaría siempre con ellos en la palabra y la ilusión, llenándola con los colores del campo, no como poetas que hablan bonito, es que un ácido terrón de azúcar seduce, sin malicia ni impurezas: “Invita tus amigos donde los duendes, estaremos presentes sin meternos, que nos basta con mostrarles el camino para que no se pierdan”.

¿Sería conciencia nueva o las promesas?, pero en el campo dejaron los muertos de la ciudad; hoy, como niños con experiencia, trabajan en calles con neones iluminadas, habían dejado sus cuerpos pero la divina ave de su conciencia voló.

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